Tras los lamentables hechos ocurridos en el Parque Indoamericano, a cuenta de las policías Metropolitana y Federal, Mauricio Macri, en su rol de Jefe de Gobierno de la Ciudad, no tuvo más remedio que dar la cara luego de mover sus peones, alfiles y caballos para quedar al cubierto, sin mayores resultados.
Una vez más, pura imagen asesorada, el dueño del Pro repitió como un periquito bien entrenado, lo que sus legisladores y ministros ya habían comenzado a espetar desde la noche del miércoles.
Que "la Ciudad de Buenos Aires no puede resolver los problemas de vivienda del conurbano y Mercosur"; que Argentina tiene "una ley muy permisiva respecto de la migración, junto con la que llega el narcotráfico y la inseguridad"; que "nunca se ha hecho tanta obra en esa zona como ahora"; que "si permitimos esto, mañana vendrán por el Parque Las Heras". Y más fueron las excusas (del tipo: "inseguridad", "disparate", "violencia", etc) que primero corrieron de boca de Ritondo, de Rodríguez Larreta, de Santilli, de Montenegro y compañía.
Pero siempre hay alguien que va más allá, que corre los límites y, en este caso, un funcionario Pro, del cual no trascendió su nombre, dijo que "fue una toma rara. Hay mucho peruano ex Sendero Luminoso".
En el mismo tenor, Ricardo Roa, Editor General Adjunto de Clarín, aseguró que "ser pobres en la Capital es mucho mejor para ellos que serlo en los lugares de donde vienen, aún en condiciones de hacinamiento. Y se entiende: tienen alguna posibilidad de trabajo, reciben ayudas y subsidios y una calidad muy superior en salud y educación. Por eso no vuelven. La ciudad no fabrica pobres: les da refugio".
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