martes, 30 de noviembre de 2010

Las cosas que nos hace Mauricio II

martes, 30 de noviembre de 2010
Ciegos, sordos y mudos 
Así quieren a los empleados públicos en el Pro, sobre todo si son docentes.
Es que Mauricio Macri mandó a bloquear los llamados a celulares desde los colegios públicos de la ciudad de Buenos Aires, como parte de este mega ajuste de las cuentas públicas que está llevando a cabo.
Ninguna fuente, cercana o no al Jefe de Gobierno, pudo aclarar si la razón última de esta medida surge a partir del abultado costo de las facturas de los colegios, de una política de “arañar todas las cajas posibles”, o fue diseñada para no tener otro Ciro James en alguna parte.
Lo más probable es que el Ejecutivo porteño, haya tomado esta medida automáticamente, sin meditar en absoluto, ya que es de público conocimiento que la telefonía celular no para de crecer y, en muchos casos, ha reemplazado a la fija como línea principal en casas de familia. Sobre todo si nos referimos a familias de menos recursos.
Sea como sea, y más allá de las bromas, una política de este tipo, aplicada en este momento histórico de crecimiento científico, en el que las nuevas tecnologías en comunicación hacen que cualquiera pueda ser ubicado instantáneamente y en cualquier lugar (hecho que además aparece como “lo deseable”), muestra a las claras que responde a una decisión absolutamente contable, burocrática, mecánica y sin el menor reparo sobre el impacto en la realidad. Algo que surge ante una simple pregunta de sentido común: si ante una emergencia hay que ubicar a un padre o madre para que retire a su hijo del colegio o autorice su traslado médico a un hospital ¿Dónde llama la secretaria si en el legajo del pibe hay solo un número de teléfono celular?
- ¡Llama desde el suyo! –podrá decir alguien, pero no es el caso.
- Pero esto ¿no le preocupa a Macri? – se preguntara otro alguien, y la respuesta será: No. Los hijos de Macri siempre fueron a escuelas privadas y seguramente el Jefe de Gobierno, cuenta con un estudio que muestra a las claras que solo un ínfimo porcentaje de alumnos del sistema educativo de la ciudad, son porteños.

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